El trolebús de Quito y el acoso sexual.

El perro y los prejuicios humanos.

Rafael Correa y Mario Vargas Llosa: dos "socialistas de cepa".

Frases de odio contra los perros.

Una de las cosas que en verdad me resultan desagradables es tener que escuchar gratuitamente a las hordas de genios vociferar sus incontinencias verbales crueles e injustas en contra de los perros.

Considero a los perros animales nobles, y ciertamente siento por ellos un especial afecto y respeto. Desde que tengo uso de razón, sentí una agradable empatía por el perro, principalmente por el cariño, lealtad y honestidad, tan característicos en aquella hermosa especie. Por eso, repudio las comparaciones y expresiones ofensivas e injustas, contra el buen perro, más todavía considerando que en demasiados casos, viles remedos de seres humanos, los tratan de una manera brutal, infame y cobarde.

Constatemos algunos adagios  torpes y  frases despistadas con las que el ser humano mediocre se refiere al perro:

- vida de perros.

- perro no más es.

- aunque el perro runo se vista de león, siempre será perro runo.

- lo mataron como a un perro.

- lo dejaron tirado como a un perro.

- fulano de tal y sus mastines furiosos y rabiosos.

- el perro vuelve a su vomito.

- por la plata baila el perro; por el oro, perro y perra.

- día de perros.

- tarde de perros

- hijo de perra.

- muerto el perro se acabó la rabia.

- maldito perro.

- tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda.

- vales demasiado para dejar que los perros te coman mientras los buitres tienen algo mas suculento que saborear.

- ¡es un perro falso y a los perros falsos los lleva el desollador!

- los aduladores se parecen a los amigos como los lobos a los perros.

- el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

- si los perros ladran, es señal de que avanzamos. 

….

Estas son, algunas de las expresiones tontas, injuriosas y crueles usadas por el ser humano mediocre para referirse a otros seres humanos, desdeñando sin razón ni motivo la imagen del perro. Clichés estúpidos que son repetidos: ora por el ignorantón cándido acostumbrado a seguir la corriente de estolidez, ora por el bribón perverso y maledicente que odia lo que envidia.

Increíblemente, el ser humano  mediocre, que vocifera públicamente que, “el perro es el mejor amigo del hombre”, minutos después, despotrica porquería, recurriendo a frases irracionales infladas de odio que denigran la figura del animal al que momentos atrás lisonjeaba. ¿Por qué el humano, denigra la figura del perro? ¿Qué le ha hecho el perro fuera de ofrecerle gratuitamente, afecto, cariño y lealtad, para que el bruto lo injurie y agreda cobarde y cruelmente?

Sin duda que, las expresiones ignorantonas y estúpidas que atentan contra la reputación del noble perro son un reflejo inequívoco de la cultura aberrante, odiosa, necia y descarnada que monopolizan la condición humana. Estos prejuicios intrínsecos en la mentalidad de la sociedad, heredados de generación en generación, son, en gran medida, los causantes que las manadas de humanos necios y mediocres, imaginen que, humillar, someter, maltratar o matar a un perro es un asunto común y corriente, y por lo tanto normal.

Los prejuicios contra los perros se hallan implantados en el idiosincrasia humana; son tristemente parte del folclore de una  sociedad decadente que deambula entre la apatía y la crueldad. Por lo mismo, se trata de un grave problema de moral, cultura y educación. La moral religiosa, la favorita de religiosos y creyentes, demoniza y envilece injustamente la imagen del perro. La cultura y el sistema educativo secuestrados por las hordas estúpidas y virulentas de dogmáticos, fundamentalistas, burócratas y politicastros fomentan y defienden los complejos y prejuicios ancestrales.

Si respetas al perro y por ende eres una persona inteligente y decente, te invito a que te abstengas de usar estos estereotipos groseros y más bien los rechaces, quizá llegué el honroso día en que tales prejuicios sean finalmente superados para el bien del perro y de la propia humanidad.